Los Gestos de Alguien que se Ahoga: Salva una Vida
- Por Alan Crawley
- En Playa
Las personas rara vez se ahogan como en el cine. Algunos de los comportamientos más importantes a reconocer son: tratar de mantener la cabeza sobre el agua y la nariz apuntando hacia arriba, ‘subir una escalera invisible’ y mover los brazos haciendo un molino de agua para sostenerse a flote. Otros comportamientos a observar son una expresión facial de pánico, movimientos irregulares, dificultad para mantenerse flotando o incapacidad para controlar el cuerpo. Hay que enfocarse en detectar las señales tempranas de que alguien tiene dificultades o experimenta malestar en el agua porque solo en algunas oportunidades quien se ahoga logra levantar los brazos y gritar para pedir ayuda. Continúa leyendo para conocer lo que la investigación nos enseña sobre el tema.
Introducción
Morir ahogado es tan viejo como este mundo y reconocer los gestos de alguien que se ahoga puede ser de vital importancia. Los números cambian según la fuente, pero se estima que han muerto hasta 240.000 rusos y ucranianos durante el conflicto bélico del 2022. Aunque parezca insólito, estas cifras son menores a la cantidad de personas que mueren ahogadas anualmente. Las cifras van desde 350.000 (World Health Organization) hasta 500.000 personas por año (Van Beeck et al., 2005). Lo que es aún más impresionante es que estos números no incluyen los incidentes acuáticos no mortales, que pueden ser hasta 16 veces más.
¿Vivimos en una pandemia de ahogamientos?
La buena noticia es que a principios del siglo XX se ahogaban 10 persona por cada 100.000 habitantes (International Swimming Hall of Fame), en cambio, ya para el 2002 se ahogaban 1.2 personas cada 100.000. Esta es una diferencia positiva sustancial. Se cree que la disminución de las fatalidades tiene como causa los programas de natación y los entrenamientos para bañeros (Kochanek et al., 2004). Sea cual fuere la verdadera razón, el ahogamiento continua siendo una problemática que merece consideración.
La mala noticia es que las muertes por ahogamiento son un asesino silencioso. Tiene por víctima a cualquier persona, sin importar edad, género o religión. No discrimina o demuestra patrones marcados. Si bien los ahogamientos son más frecuentes en 1) países menos desarrollados, 2) lugares sin vigilancia y 3) es dos veces y medio más probable que la víctima sea hombre (Szpilman et al., 2020), nadie está exento.
Según el especialista Luis Miguel Pascual-Gómez, de la Escuela Segoviana de Socorrismo, para anticiparte debes conocer algunas de las causas más comunes que anteceden al ahogamiento (2014):
- No ser consciente del riesgo que supone meterse al agua
- Sufrir una ocurrencia inesperada antes o al entrar al agua
- Sufrir un ‘resultado’ inesperado durante el sumergimiento
- Luego de sumergirse, tener habilidades inadecuadas para sobrevivir
A veces sucede de improviso, otras veces por falta de cautela. Se puede ser un nadador excelente y aun así quedar atrapado en las indomables garras de una poderosa corriente. Esto significa que la competencia acuática (la habilidad de nadar) no elimina completamente la vulnerabilidad a ahogarse, pero si disminuye las probabilidades (Pascual-Gómez, 2014). No obstante, cuanto mayor tiempo se pasa en el agua, mayor probabilidad de sufrir un episodio desafortunado (Szpilman et al., 2020).
Hollywood mintió: la gente no se ahoga como en las películas
En la brillante obra cinematográfica de Cristopher Nolan, “El Gran Truco”, durante el funeral de la mujer que ha muerto ahogada, uno de los personajes le cuenta al viudo que un marinero dijo que ahogarse era algo agradable. En realidad, era una mentira piadosa, puesto que luego el personaje de Sir Michael Caine le revela la verdad: “Mentí. Dijo que era una agonía”.
La de la izquiera es una toma de uno de los protagonistas “Robert Angier” durante el funeral de su mujer que ha muerto ahogada. A la derecha el actor Michael Caine, revelandole la verdad a primer presonaje.
Hasta el siglo XXI todavía sabíamos poco sobre cómo la gente se ahogaba. Son episodios rápidos, infrecuentes y de los cuales se tienen pocos registros de observaciones reales debido a la rareza de los lugares en dónde sucede y la ausencia de filmaciones que puedan estudiarse. Para entender mejor este fenómeno hace falta estudiar casos verídicos, pero primero veamos lo que nos muestra el cine.
Curiosamente, desde 1917 a 2012 hay más de 100 películas que retratan al menos un episodio de alguien sufriendo un ahogamiento. Dos investigadores, Avramidis y Patrinos, analizaron cada una de las escenas cinematográficas para indentificar lo que el cine ha presentado correcta e incorrectamente en situaciones de ahogamiento en comparación con situaciones reales. Alcanza con decir que las diferencias son amplias y recurrentes.
Algunas escenas de ahogamiento en el cine de Hollywood
Contrario a lo que muestra Hollywood, la mayoría de los que se ahogan no agitan sus brazos o gritan por ayuda. Parece contraintuitivo, pero no es así. Se pierde flotabilidad si se exhala abruptamente aire en forma de grito (¡AYUDA!), mientras que levantar uno o ambos brazos para llamar la atención impide nadar y flotar. Es decir, quien se ahoga suele utilizar sus esfuerzos en mantenerse a flote y no en pedir ayuda. Evidentemente está algo desactualizada de la realidad la imagen que se tiene de alguien que al ahogarse siempre grita por ayuda y levanta los brazos con efusividad.
De hecho, en la conferencia mundial de Prevención de Ahogamiento del 2019, se invitó a un grupo de expertos para que evaluara 24 videos de ahogamientos reales. Para sorpresa de más de uno, en ninguno de ellos hubo pedidos de ayuda. Ni en uno solo. En algunos ni siquiera se vieron comportamientos visibles como para anticipar la fatalidad. Y en un importante número de instancias, los comportamientos de quien se ahogaba no coincidirían con el ahogamiento tradicional. Evidentemente cuando alguien se ahoga no siempre se comporta como lo muestra el cine o como se espera que suceda.
En resumen: no todas las personas se ahogan de la misma manera y a veces puede no haber indicativos de que alguien se está ahogando. Aunque, como veremos más adelante, hay ciertos comportamientos que suceden con mayor frecuencia.
¿Qué es el ahogamiento?
El episodio de ahogarse se define como un periodo en el que se inhala líquido. La ingesta causa hipoxía, lo que impide que llegue suficiente oxígeno al cerebro, provocando debilidad, inestabilidad para nadar, confusión, estrés y ‘hambre’ de oxígeno (Pascual-Gómez, 2022). A nivel psicológico, es una vivencia desagradable, angustiante y estresante que puede ir desde simplemente un mal momento hasta la muerte.
La mayoría de los ahogamientos son precedidos por lo que se llaman “incidentes acuáticos”. Son básicamente causas que provocan la pérdida momentánea de la respiración, control del movimiento o flotación. Lisa y llanamente son acontecimientos que amenazan la capacidad de sobrevivir en el agua. Pueden ser por un choque con otro nadador, una ola inesperada, tragar líquido, caerse, sufrir un calambre y otros más. Una vez que suceden, en cuestión de minutos un desenlace desafortunado es posible.
Incidentes acuáticos que suponen un peligro: 1) contactos, 2) disturbios, 3) tragar agua, 4) salpicaduras y 5) estar en la parte profunda (Pascual-Gómez, L. M.,2011).
Gestos que anteceden al ahogamiento
La detección temprana es crítica para salvar la vida de alguien que se ahoga. Se estima que hay a lo sumo dos minutos para identificar que alguien se está ahogando, lo que es realmente poco tiempo.
El ahogamiento puede clasificarse en un continuo de tres etapas secuenciales. En la primera, la víctima pierde el control para dominar adecuadamente la situación, que si no se resuelve, conducirá a la siguiente etapa. En la segunda, el nadador aguanta la respiración y lucha por mantenerse a flote. Si la situación continua, esto conduce a que la persona inhale agua y comience a ahogarse.
Considerando que el ahogamiento es la tercera y última etapa, los especialistas indican que se debería entrenar a los guardavidas y personas para que reconozcan y detecten situaciones que suceden con más frecuencia como la pérdida de control y el distrés. Es decir, la mejor medida para impedir un ahogamiento, tanto para bañeros como para simples turistas, es enfocarse en identificar las señales de la primera y segunda etapa del continuo de ahogamiento. Reaccionar a las señales tempranas es la mejor respuesta posible.
"Se estima que hay a lo sumo dos minutos para identificar y reconocer a quien se ahoga, lo que es realmente poco tiempo"
Los 'verdaderos' gestos de alguien que se ahoga
Algunos estudios de campo con filmaciones y observaciones de casos reales revelan que los seres humanos parecen reaccionar al ahogamiento con una secuencia de comportamientos habituales. Sin embargo, en muchas oportunidades su conducta es anormal e inesperada. Entonces, lo recomendable parece ser identificar, los tres comportamientos más importantes (Carballo-Fazanes et al., 2020) y no tanto el ‘estereotipo de alguien que se ahoga’:
1) El comportamiento más característico se llama “respuesta instintiva de ahogamiento” y es el más frecuente. Consiste en fijar la mirada en la costa o tierra firme más cercana, al tiempo que se mueven horizontalmente los brazos justo por debajo del agua intentando empujar hacia abajo. Posiblemente los ojos estén más abiertos que de costumbre reflejando la intensa preocupación.
2) Un comportamiento al que se debe prestar atención es el del movimiento de “subir una escalera” invisible. La persona que se ahoga parece intentar escalar una escalera alternando el movimiento contralateral de un brazo y la pierna opuesta. Es un intento insatisfactorio por ‘trepar’ hacia la superficie.
3) Se ha descubierto una tercera acción importante: consiste en extender lateralmente y rotar los brazos enérgicamente hacia atrás en un intento por mantener la parte frontal de la cabeza sobre el agua. Se ve como un molino que jala agua hacia atrás con el fin de mantener la cabeza lo suficientemente a flote para respirar. A menudo se pueden ver evidentes salpicaduras de agua y la persona suele reclinar la cabeza y evelar la nariz apuntando hacia arriba.
Por si no fuera suficiente, también deberías estar atento a otros comportamientos no verbales que de ser observados, deberían llamarte la atención para luego decidir si solicitar ayuda o intervenir de alguna manera (lo cual puede ser un riesgo):
- Expresión facial de pánico
- Movimientos irregulares o ausencias de movimiento
- Pérdida de control sobre la posición del cuerpo
- Cabeza reclinada hacia atrás y nariz hacia arriba
- Ausencia de pataleo
Obstáculos, recomendaciones y resumen para detectar ahogamientos
- Todas las personas son susceptibles al ahogamiento. Por supuesto que el riesgo depende del cuerpo de agua en el que esté sumerjido, las habilidades del nadador, la presencia de terceros y otros factores como el clima, la corriente y sucesos inesperados. Lo que parece ser una profilaxis determinante es el grado de precaución antes, durante y después de ingresar al agua.
- La gente no se ahoga como Hollywood lo muestra en sus producciones.
- Considerando que el ahogamiento sucede muy rápidamente, es importante reconocer las señales tempranas de la pérdida de control e inestabilidad para sostenerse a flote, así como las señales de distrés o malestar.
- Las señales de que alguien se está ahogando no siempre son evidentes e incluso puede que no haya ninguna. Parece raro pero así lo demuestra la evidencia en casos de ahogamiento reales. Recuerda que una parte importante de los que se ahogan no logran gritar, pedir ayuda o agitar sus brazos. Ten esto en cuenta si estás cuidando uno o varios niños cerca de una pileta.
- Si estás observando que una persona tiene dificultades en el agua, no temas preguntarle ¿“estás bien?”. Evalúa la respuesta verbal y no verbal y luego decide tu plan de acción.
Consejo para guardavidas: - “Si tienes dudas o no lo sabes, ve”. Los falsos negativos tiene un costo muy grande y es nada más y nada menos que la muerte de una persona. Sería un error esperar algo menos que el 100% de acierto en tanto de seguridad en el agua se trate.
Bibliografía:
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Avramidis, S., & Patrinos, S. (2018). The relation of drowning rescue methods with the rescuer in cinema. The Open Sports Sciences Journal, 11(1).
Carballo-Fazanes, A., Bierens, J. J., & International Expert Group to Study Drowning Behaviour. (2020). The visible behaviour of drowning persons: A pilot observational study using analytic software and a nominal group technique. International journal of environmental research and public health, 17(18), 6930.
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Quan, L., Bierens, J. J., Lis, R., Rowhani-Rahbar, A., Morley, P., & Perkins, G. D. (2016). Predicting outcome of drowning at the scene: a systematic review and meta-analyses. Resuscitation, 104, 63-75.
Szpilman, D., Gaino Pinheiro, A. M., Madormo, S., Palacios-Aguilar, J., Otero-Agra, M., Blitvich, J., & Barcala-Furelos, R. (2022). Analysis of the drowning risk associated with aquatic environment and swimming ability. Revista Internacional de Medicina y Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, 22(88), 917-932.
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