El Coleccionista de Gestos – Conversando con Desmond Morris
- Por Alan Crawley
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Conociendo a Desmond Morris
Cuidado con conocer a tus ídolos, podrían decepcionarte. De tanto idealizarlos terminarás por crear una imagen perfecta que jamás será igualada por la persona real. Así pensaba antes de encontrarme con el zoólogo británico, Desmond Morris. Ahora pienso distinto.
Desmond Morris fue el curador de los mamíferos del zoológico de Londres entre el 1959 y 1967
Desde el 2018 intercambié más de 150 emails con quien creo es el mejor observador de comportamiento animal y humano. Sus obras han sido traducidas a más de 41 idiomas. Fue el anfitrión de exitosos programas de TV (ej. Zoo times), varios documentales (ej. The Human Sexes), y viajó por más de 100 países. Por si fuera poco, escribió entre 70-120 libros según cómo se los cuente, y a sus 94 años continúa publicando. Además, es un pintor surrealista consagrado aún en actividad. ¿Este hombre duerme?
Hace unos tres días tuve el privilegio de encontrarme cara a cara con él. Todo comenzó en julio cuando le hice saber en uno de nuestros emails que estaría visitando Irlanda en noviembre. Muy amablemente, Desmond me envió un mensaje en el que me invitaba a su galería de arte en Dublín y a una posterior cena. Me dijo incluso con su estilo tan despreocupado “Si todavía estoy vivo en noviembre, sería un placer conocerte aquí en Irlanda”.
Traté no entusiasmarme ni de contarlo. En el caso de que por alguna razón el encuentro fuera suspendido, mi decepción hubiera sigo gigantesca. Obviamente acepté con entusiasmo y me preparé para estar ese día bien temprano en el pequeño pueblo de Dún Laoghaire.
Enlace a la entrevista que le hice este 2022 en inglés y subtitulada al castellano
Durante las horas previas, mis ojos se me humedecieron con lágrimas más veces de las que recuerdo. A las 5 en punto, desde un auto estacionado, Desmond me saludaba agitando su mano. No me contuve. Sabiendo que desplazarse para saludar a alguien es una forma de respeto, lo mínimo que podía hacer era ‘correr’ hasta el auto y saludarlo allí. Le di la mano algo tímidamente mientras él aún estaba sentado en el asiento de acompañante. Con eso ya hubiera bastado para hacerme feliz, pero por suerte, era solo el comienzo.
Se bajó, con un bastón en mano y una sonrisa en el rostro. Con un envión lleno de vitalidad se dirigió a la galería y para mi sorpresa subió una escalera de 20 escalones sin ayuda y con toda seguridad. Allí entramos a una de las habitaciones más bellas que jamás conoceré, un pequeño museo dedicado a su obra.
Paso a describirles el lugar: en el centro, un banquito nada pretensioso en el que se sentó. En los estantes que daban a la calle descansaban parados numerosos de sus libros con la portada hacia adelante. Enfrente, una colección de objetos extraños entre los cuales algunos habían sido obsequios de su difunta esposa, Ramona. En las paredes de los costados, estaban exhibidos algunos de sus cuadros más importantes como el que Richard Dawkins usó para la portada de su libro “El Gen Egoísta” y el único cuadro pintado por su Chimpancé Congo que no vendió (una de esas pinturas fue comprada por un tal Picasso). En una vidriera reposaban cartas de famosos como John Lennon y Kennedy. Pero nada era tan o más impresionante que el propio Desmond.
Filmación del pequeño museo en el que se exhiben los artículos, libros y pinturas más importantes de Desmond
Cuando nos sentamos comenzó la travesía sedentaria más excitante de mi vida. Gentilmente fue sacando libros de una bolsa mientras uno a uno me los dedicaba con su firma y mi nombre. Lo podría haber hecho en su casa, pero quiso que yo lo viera firmándolos. Entre ellos, dos libros edición limitada de los que solo se imprimieron 100 copias (“The Surrealist Art of the Kuna” y “Surrealist Familiars”). Por último, su más reciente autobiografía, la edición ampliada de “Watching”. Este libro se publicó inicialmente como “Animal Days”, luego como “The Naked Eye”, y ahora en su versión más actual. Consiste básicamente de numerosas anécdotas en las que enseña de gestos y te hace reír en partes iguales.
En manos de Morris, ya sea la guerra, la competencia de sumo o el acto de vomitar, cada episodio es un excelente material para dejarte una enseñanza y una sonrisa.
En el 2020 mandé a hacer el primer busto de Desmond Morris y ahora reposa en mi biblioteca
En 2019 recibí este libro firmado y dedicado por Desmond
Por si te lo estás preguntando, asistí sin preparar tan solo una sola pregunta. Al principio me quedé un poco en silencio. No supe qué decir. Mi propósito era y seguirá siendo conocerlo, y por eso me permití improvisar. Por suerte Desmond se mostró entusiasmado por hablar, así que rápidamente me empezó a comentar sobre sus asuntos. En unos minutos ya estábamos riéndonos al recordar su inesperada filmación cara a cara con el papa y me comentó con gracia sobre la vez que fue contratado para dar conferencias en un crucero de multimillonarios.
Puedo parecer muy estúpido, pero confieso que mucho de lo que conversamos lo recuerdo solo vagamente. Creo que me sentí obnubilado por la presencia de una mente brillante y de conocer a quien admiro. De entre tantas cosas, algunas me han quedado más que otras. Una de mis preferidas es que ambos coincidimos en cuál es su mejor libro: Manwatching (1977). Para mí, la biblia del comportamiento humano. Si no lo tienes, es hora que lo compres (clic aquí para comprar la reedición ahora llamada Peoplewatching).
Publicado originalmente en 1977 Manwatching luego fue reeditado como Peoplewatching 2002
A medida que conversabamos me interesó saber a quiénes estimaba dentro del campo de la Comunicación No Verbal (CNV). Como siempre, me habló de su colega británico Peter Collett. Para mí un gran observador a quien suelo mencionar en mis clases. También me contó que su mejor alumno fue Jan Van Hoof, un biólogo holandés no tan conocido, que se especializó en las exhibiciones faciales de los primates no humanos. Recuerdo uno de sus textos (1972) en los que diferenciaba con genial brillantez el origen filogenético de la risa y la sonrisa. En un momento me descolocó al decir algo de mi trabajo, pero poco importó, porque todo parece diminuto en comparación con el suyo.
Algunos coleccionan figuritas y otros billetes, pero Desmond colecciona gestos. Desde los 70 lleva acumulados algo así como 3000 acciones humanas. A cada una le asignó un nombre. Esta enciclopedia de acciones corporales lleva el nombre de “etograma humano”, y posiblemente será su legado más grande a la humanidad. Lamentablemente, el etograma aún está inconcluso y este año ha decidido hacerse a un lado de su propio proyecto. Este trabajo titánico será continuado por la Universidad de Porto y esperemos salga a la luz en algunos años.
La colección de objetos extraños de Desmond Morris
Una cena con Desmond
Para coronar este maravilloso día fuimos a cenar con su familia. Desmond es tan generoso que pretendía sostenerme la puerta del restaurante con una mano y el bastón con la otra para dejarme pasar a mi primero, aunque, por supuesto me negué casi que reprochándole su consideración. Estos pequeños gestos, para quien estudia el comportamiento, pueden ser muy importantes.
Cenando con Desmond Morris y su familia
Nos tomamos unas cervezas. Conversé con su familia. Vi el aprecio y respeto que su nieta le tiene. Pude sorprenderme con la curiosidad insaciable de su mente, ya que demostraba interés ante las fotografías de las pinturas de nenes de 7 a 10 años, alumnos de su nieta. Escuché con gusto sus carcajadas despreocupadas.
Inevitablemente la noche tenía que concluir. Se pasó volando. Una vez más le volví a dar la mano y le agradecí todo lo que de una u otra manera hizo por mí. Con mi bolsa de libros firmados me retiré entre sonrisas y lágrimas, sabiendo que esa noche cumplí un sueño.
Hay dos cosas que me parecen importantes que todos podríamos aprender de él:
- Todo puede ser interesante si se lo mira desde la perspectiva correcta.
- La curiosidad es una llama que hay que mantener encendida.
¿Cuán importante es el trabajo de Desmond Morris sobre el comportamiento humano?
Durante estos últimos años conversé con varios investigadores de renombre del campo de lo no verbal. Figuras como Judy Hall, Ronald E. Riggio y Mark G. Frank me compartieron su valoración positiva por el trabajo de Morris y que incluso algunos lo nombran en sus clases. También practicantes de talla internacional como el ex agente del FBI Joe Navarro, quien en una clase online de este año en uno de mis cursos dijo, “Desmond no tiene igual. Pueden dejar de estudiar a todos los otros”. Coincido con esta apreciación. Sus trabajos son esenciales.
En fin, creo que si se habla de CNV, Desmond Morris es palabra “santa”.
Mientras escribo esto me emociono una vez más. No estoy seguro por qué. Para mí él no solo es un héroe intelectual, es una inspiración como profesional pero también como persona. Recomiendo a todo estudiante y apasionado del comportamiento que explore sus libros.
Y vos ¿qué opinas?
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Comentarios
Que experiencia tan maravillosa Alan, me sentí emocionado al leer esta crónica, tu alegría y pasión es contagiosa, me siento muy feliz de que hayas cumplido este sueño. Desmond Morris es genial y tú también, les admiro. Un abrazo desde Cuba.
Hola Alejandro. Para mí ha sido todo un placer conocer al brillante de Desmond. Aprecio mucho tu mensaje y me alegra bastante haberte transmitido mis emociones. Un abrazo grande desde Argentina!
Hola, Alan, que tengas un buen Sábado.
Me alegra mucho que hayas tenido la vivencia relatada, mas otras que has compartido junto al Dr. Morris. Quisiera hacerte una consulta, Alan: He leído Manwatching, ¿Vale la pena que lea People Watching o el contenido de ambos libros es casi idéntico? De antemano, agradezco tu respuesta.
Te envío un muy cordial saludo! Federico
Hola Federico, gracias por tu buena onda! Los dos libros son prácticamente iguales. El segundo, peoplewatching, cambia la introducción con algunos ingeniosos comentarios y agrega dos capítulos finales de realmente pocas páginas. No hace falta que lo leas! Saludos
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