¿Expresamos emociones en el vientre materno?
- Por Alan Crawley
- En Expresión Facial
La expresión facial antes de nacer
En un estudio publicado este mismo mes por Ustun y colegas (2022), liderado por la investigadora internacional Nadja Reissland, se grabó la reacción facial de los fetos en respuesta a sabores y olores con ecografías 4D. Se filmaron ecografías a un total de 81 embarazadas en dos momentos: a las 32 semanas y luego a las 36 semanas de gestación. Previo a las grabaciones, 30 minutos antes, las madres ingerían una cápsula con sabor a 1) col rizada o 2) zanahoria, mientras que 3) el grupo de control no comió nada.
Este es otro impresionante estudio de la Dra. Reissland que por allá en el 2011 publicó un artículo presentando la primera evidencia de que los movimientos faciales de los fetos se van haciendo más complejos a medida que crecen. En aquel entonces, la investigadora asumía que aquellos movimientos de la cara del feto eran prueba de que “las emociones están presente desde el nacimiento o posiblemente antes del nacimiento” (2011, p.5). Dos años después, con la misma metodología, introdujo evidencia de que los fetos pueden exhibir actos faciales posiblemente relacionados con el dolor y malestar entre las 24 y 36 semanas.
Foto original del estudio del 2011.
Las imágenes muestran diferentes activaciones de movimientos musculares clasificados con un código alfanumérico
La semana pasada este estudio se hizo popular en diarios y redes sociales, pero ¿por qué?
Muchas plataformas online advirtieron, al parecer correctamente, que esta investigación es la primera en probar directamente que los fetos reaccionan al sabor y al olor con movimientos de la cara. La evidencia aportada es clara y valida esta afirmación. Las mismas plataformas también destacaron que los fetos ‘sonreían’ en respuesta a 400 miligramos de zanahoria mientras que los fetos que percibían el sabor a col rizada ponían caras similares a la del ‘llanto’. Hasta ahí, todas descripciones provenientes del artículo original.
En cambio, la página web Ser Padres introdujo el estudio con un “Esta es la verdura de moda que da asco a los fetos en el vientre materno”, el diario online Times of India afirmó “Un estudio encuentra que comer zanahorias hace felices a los bebés en el útero, la col rizada los entristece”, y El Frente de España tituló “investigación observa gestos de los fetos de felicidad o agrado a los alimentos”. Algo similar pasó en las redes sociales, con personas que optaron por interpretar el artículo como evidencia de la presencia prenatal de la universalidad de las expresiones faciales de emociones básicas (ej. alegría, tristeza, asco, etc.).
Todas las afirmaciones anteriores tienen al menos una presuposición en común: que esos movimientos faciales de los fetos eran revelaciones fidedignas del estado emocional. El problema es que la evidencia no dice nada sobre este tema. Es evidente, me parece, que en algunos casos se ha malinterpretado los resultados del estudio. Para ser preciso: se han extraído conclusiones que ni los propios autores originales han propuesto, y aún más alarmante, no relacionadas con los datos o análisis.
Los movimientos de la cara descritos en este artículo están, según la autora, directamente asociados primero y ante todo a respuestas sensoriales de valencia positiva o negativa. Dicho de otro modo, la cara de los fetos se movía en respuesta a evaluaciones sensoriales de placer o displacer. A estas caras las llamaron “Gestalt faciales”. Las ‘placenteras’ con forma símil-risa (en respuesta a la zanahoria) y las ‘displacenteras’ con forma símil-llanto (en respuesta a la col rizada).
Foto original del estudio 2022
La imagen (a) es el rostro en estado basal y la (b) es la expresión de apariencia símil-risa
Un aspecto que algunos ignoraron es la particular terminología que los investigadores usaron calculadamente para evitar incomprensiones, pero que tal como muestra la evidencia, cada vez es más difícil leer la literatura científica y esta puede ser la razón de la confusión (Plavén-Sigray et al., 2017). En este caso, me refiero a lo que en el artículo llaman “movimientos faciales” (“facial movements”). Los movimientos de la cara no reciben el nombre de “expresiones faciales”, como en los artículos del 2011, 2013, 2014 y 2016 publicados por la propia Dra. Reissland. Esta diferencia parece sutil, pero no lo es. La primera, movimientos faciales, solo describe una acción, la segunda, “expresión facial”, asume que hay un mensaje específico en ese o esos movimientos de la cara (Ekman, 1997).
Los estudios con infantes han corroborado empíricamente que la expresividad de su cara está relacionada con el sabor del alimento. Lo han testeado con los sabores dulce, agrio y amargo hace casi 40 años (Ganchrow et al.,1983). ¿Es eso prueba de que la cara expresa emociones desde el nacimiento? No. Podrían ser reflejos o movimientos para reducir o aumentar la exposición sensorial a un gusto, solo por nombrar algunas alternativas.
Vale la pena mencionar lo que Daniel Robinson, profesor de la Facultad de Medicina Feinberg de la Universidad Northwestern, astutamente advirtió: las personas no deberían interpretar que estas acciones faciales en fetos son señales de felicidad o desagrado. ¿No es algo obvio? ¿Por qué deberíamos asumir que esas muecas son emociones? Creo que ningun investigador descarta la posibilidad de que esos movimientos puedan considerarse actos faciales del asco, pero entre descartar y afirmar hay un largo tramo.
Creo que la propia Dra. Nadja Reissland aprendió la lección hace muchos años de que la cara cumple muchas más funciones que solo expresar emociones y por lo tanto hoy sus descripciones son agnósticas a si revelan o no una emoción dada. Posiblemente de allí venga el uso de la terminología neutra “movimiento facial” a diferencia de la tradicional “expresión facial”.
Interpretar los movimientos faciales de los fetos como “emocionales” implica confundir los resultados del estudio. El artículo ni siquiera menciona la palabra emoción tan solo una vez. Lo que las interpretacion emocionales demuestran es la proclividad a atribuir emociones a los movimientos de la cara, incluso aunque la evidencia sugiera algo diferente o ni si quiera se las mencione.
Lo que trato de decir con este artículo es que:
1) provee evidencia inédita sobre las acciones faciales en fetos
2) que los fetos entre 32 y 36 semanas, no solo reconocen información del gusto y olfato, sino que además realizan actos faciales en respuesta a sabores.
3) que no se debe mirar todo el comportamiento humano desde el lente de las emociones (aka. “emocentrismo”), lo que parece ser la tendencia mundial.
Mí reflexión personal es que:
Después de haber rascado la superficie de la expresividad facial, todavía los investigadores no comprenden la complejidad de las acciones faciales. Sería recomendable 1) mirar la cara como un órgano complejo con varias funciones, comunicativas y no comunicativas, capaz de enviar múltiples mensajes, y 2) que clasificar la evidencia científica en categorías binarias de “apoya” o “no apoya” la teoría a la que me adhiero es inútil para mejorar el conocimiento o divulgar el tema. En cambio, sería idóneo, mirar la evidencia por lo que es y analizar cómo las piezas encajan entre sí, para dar con una mejor teoría que explique todo lo que aún no entendemos sobre la expresividad facial.
Ekman, P. (1997). Should we call it expression or communication?. Innovation: The European Journal of Social Science Research, 10(4), 333-344.
Ganchrow, J. R., Steiner, J. E., & Daher, M. (1983). Neonatal facial expressions in response to different qualities and intensities of gustatory stimuli. Infant Behavior and Development, 6(4), 473-484.
Plaven-Sigray, P., Matheson, G. J., Schiffler, B. C., & Thompson, W. H. (2017). Research: The readability of scientific texts is decreasing over time. eLife. DOI: https://doi. org/10.7554/eLife, 27725.
Reissland, N., Francis, B., Mason, J., & Lincoln, K. (2011). Do facial expressions develop before birth?. PLoS One, 6(8), e24081.
Reissland, N., Francis, B., & Mason, J. (2013). Can healthy fetuses show facial expressions of “pain” or “distress”?. PLoS One, 8(6), e65530.
Ustun, B., Reissland, N., Covey, J., Schaal, B., & Blissett, J. (2022). Flavor Sensing in Utero and Emerging Discriminative Behaviors in the Human Fetus. Psychological Science, 09567976221105460
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